domingo, 9 de diciembre de 2012

1-1 El Inicio.





Hace aƱos, en antiguos escritos se relataban grandes historias de batallas crueles y sangrientas entre las dos razas similares pero a la vez diferentes. Entre los Hijos de Eva y los Hijos de Shillien; Los Elfos de la Luz y Elfos Oscuros. Enormes batallas acabando con grandes cantidades de vidas en esa Ć”rea de Gludio llamada “Zona Neutral” Un camino que dividĆ­a a las dos ciudades.

DĆ­as, Semanas, meses, incluso aƱos esta batalla se llevo acabo con el mismo odio y desgracia, muertes de seres queridos, de aquellos que no querĆ­an levantar sus espadas ante sus hermanos del mundo. Cuando esta feroz batalla finalizo solo unos pocos sobrevivieron, aquellos que ya no gustaban de matar a otros sino fuera por una razĆ³n que no fuera por la raza. Un campo de batalla llena de sangre, cuerpos solitarios y agonizantes y otros huyendo de su pasado, solo uno quedo ahĆ­, con vida pero sin razĆ³n de estar en ese nefasto lugar, una pequeƱa, una hija de Marph de las tierras del Norte, las tierras Nevadas, una enana sin relaciĆ³n a esa batalla que habĆ­a llegado a su final ese dĆ­a. Una gran interrogante se hizo ante los Dioses que habĆ­an visto esa horrible batalla durante tanto tiempo, que hacia una pequeƱa envuelta en una batalla de razas Elficas, en especial, completamente sola, esa niƱa habĆ­a sido abandonada por todo, incluso de aquellos con la suerte de la vida.

Los enanos de aquellos tiempos no eran partidarios de ningĆŗn bando, solo proveĆ­an de armamentos y armaduras tanto a los Elfos como a los Elfos Oscuros solo por las ganancias que ganaban a cambio.



Al amanecer del dĆ­a siguiente de aquella masacre aparecieron de la nada una pareja conformada por un hijo de Eva y una hija de Einhasad (o Gran Kain). Un elfo experto en la ArquerĆ­a llamado Yosuke Moriya y su pareja, Myst Moriya una humana mĆ­stica experta en la Ć”rea de la Necromancia. El dĆ­a que llegaron a la “Zona Neutral” en donde se llevo acabo la sangrienta batalla, fue el dĆ­a que aquella pequeƱa fue hallada. La pequeƱa estaba rodeada de cadĆ”veres de Elfos y Elfos Oscuros y cantidades enormes de sangre que la tierra no lograba aun sorber.

Supieron de inmediato que aun vivĆ­a por que la pobre niƱa lloraba penosamente. La pareja no pudo evitar darle acogida, se la llevaron a su humilde hogar en una pequeƱa casa ubicada en Floran, cerca de Dion. Myst, la humana mĆ­stica estuvo pensando en un nombre adecuado para ella todo el camino a su nuevo hogar para la pequeƱa. La nombraron “Shun”.

Ya paso un aƱo de la acogida de la pequeƱa enana que ahora tenia un hermoso nombre que le dieron sus nuevos padres.

          –Tu nombre querida hija, es Shun –AcariciĆ”ndola entre sus brazos y demostrĆ”ndole una hermosa sonrisa dibujada en su rostro cada ves que veĆ­a a su hija.

Pasaron dĆ­as, meses, y su hija crecĆ­a saludable y feliz, esbozando siempre una calida y hermosa sonrisa a sus padres.



En un dƭa como cualquiera y con un calido ambiente llego una tormenta, que provoco que el cielo azul se volviera oscuro por esas inmensas nubes densas y negras, y en poco tiempo que tales nubes cubrƭan el cielo, el dƭa se volvƭa una dƭa tempestuoso, con fuertes rayos y relƔmpagos en el pequeƱo pueblo de Floran. Pero ese dƭa tormentoso no solo era para arruinar el clima, sino la feliz vida de la pequeƱa familia.

Entre las sombras y la espesa lluvia de aquel dĆ­a, cinco figuras de distintas complexiones se dirigieron a la pequeƱa morada de la familia Moriya, hogar de la pequeƱa Shun. La pequeƱa niƱa yacĆ­a durmiendo entre sus cobijas, acurrucada por su cariƱosa madre. Una vez acobijada Myst fue a la otra habitaciĆ³n en donde estaba Yosuke.

          – ¿Ya se durmiĆ³? –murmurĆ³ Yosuke a tiempo que abrazaba a Myst.

          –Si… -ContestĆ”ndole el abrazo– Duerme como un Ć”ngel –AƱadiendo una sonrisa mientras le miraba a los ojos.

          –SerĆ” mejor que tambiĆ©n nos fuĆ©ramos a dormir, ya es muy tarde. –finalizĆ³ con un bostezo.

          –EstĆ” bien. –RespondiĆ³ al mismo tiempo alejĆ”ndose de Yosuke dirigiĆ©ndose a una pequeƱa mesa de madera tallada con hermosas figuras y en sima tenia una vela carmesĆ­ y junto unos platos que Myst querĆ­a retirar y llevarlos a la cocina (N. del E.: ¿existĆ­an cocinas en aquel mundo? O por lo menos baƱos?) para asĆ­ lavarlas maƱana, cuando volviĆ³ a la habitaciĆ³n en donde estaba su querido Yosuke, Ć©l yacĆ­a atrapado por dos figuras tenebrosas, delgadas, de cabellos plateado y de tez grisĆ”cea, dos Elfos Oscuros hijos de Shilend, detrĆ”s de Myst aparecieron dos figuras mĆ”s, pero eran corpulentas y altas, y con una tez verdosa. Uno de aquellas figuras tenia consigo unas armas tan grandes como sus manos y el otro llevaba en su espalda una espada tan grandes como Ć©l, eran dos orcos Guerreros, un Tyrant y un Destroyer, hijos de Pa’agrio. Myst al ver estas 4 figuras sus ojos se abrieron de par en par dejando a la vista ese color cafĆ©s de sus hermosos ojos, pero aĆŗn asĆ­ no musito palabra alguna, ya que si gritaba o hacia un ruido fuerte lo mĆ”s seguro que despertarĆ­a a la pequeƱa Shun que yacĆ­a durmiendo en un cuarto lo cual permanecĆ­a lo bastantemente segura, pero aun asĆ­ la podrĆ­an oĆ­r y no querĆ­a que supieran de ella, en especial esa persona.

Soul Separador
Desde las sombras aparece la 5ĀŖ figura, corpulenta, pero no tanto como un orco, mĆ”s alto que ella, pero mĆ”s bajo que los tenebrosos orcos, tenia una armadura roja carmesĆ­, una daga en su funda pero se notaba que estaba bien cuidada y pulida, con un puƱal limpio y fino, con figuras talladas en ella, pero casi no se notaban ya que el puƱal era bastante delgada. Su cabello era rojo como su armadura y lo tenia parado de tal forma que parecĆ­a una cresta, ya que estaba justo en medio de su cabeza y su rostro daba mĆ”s miedo que su misma daga y armadura, tenia el seƱo tan fruncido que daba escalofrĆ­os con solo mirarlo, pero a la vez esbozaba una sonrisa triunfante de haber encontrado su objetivo. Myst al divisar esa figura de terror, con ese rostro, con la Armadura “Draconic” equipada y con esa dagaSoul Separador”, sin duda alguna la humana pronuncio el nombre de aquel que tanto temĆ­a pero a la vez odiaba, ese humano guerrero llamado…

          – “RubĆ©n” –mencionaba Myst en voz temerosa, con un rostro de miedo pero a la vez dibujaba un rostro de ira pura, su rostro palideciĆ³ al ver aquel tan odiado humano, con un tono bajo pero en un segundo se volviĆ³ firme, miro al humano con una mirada severa.

          – ¿CĆ³mo me encontraste? –PreguntĆ³ enojada.

          –No fue sencillo ubicarte mi querida Myst. –ConfesĆ³ mientras caminaba hacia ella que yacĆ­a inmĆ³vil en su posiciĆ³n como un centinela que solo miraba a los enemigos mĆ”s prĆ³ximos, con la mirada de ira clavada en el humano. –Vamos, no pongas esa cara, amada mĆ­a. –AƱadiĆ³ con un rostro de burla y acariciĆ”ndole el rostro a Myst por cada palabra que Ć©l decĆ­a, por cada paso que Ć©l daba, la ira de aquella humana crecĆ­a cada vez mĆ”s.

          –Largo de mi casa. –ExclamĆ³ con aire severo– ¡Ya te dije que nunca seria tu esposa! –AƱadiĆ³ y al mismo tiempo alejĆ”ndole la mano de Ć©l de su rostro. –Por eso escape de AdĆ©n. –FinalizĆ³ en voz baja y mirando hacia otro lado.

          –Si, ya lo se. –ConfesĆ³ mientras caminaba alrededor de Myst. –Sin embargo, tuviste el descaro de huir con el mejor Arquero de mi clan. –Subiendo el tono cada vez mĆ”s mientras miraba a Myst, con el seƱo cada vez mĆ”s fruncido.

          –Por que Ć©l comprendĆ­a por lo que pasaba, y que sentĆ­a, cosa que tĆŗ nunca lograste entender. –Le dedico una mirada calida a Yosuke mientras decĆ­a esas palabras, Ć©l aun yacĆ­a prisionero de los dos Elfos Oscuros. –Ɖl es mejor persona y me ama. –Vuelve la mirada hacia RubĆ©n. –Una persona que tĆŗ nunca serĆ”s y un sentimiento que tĆŗ nunca sentirĆ”s. –Al oĆ­r esas palabras, RubĆ©n arde en cĆ³lera y le propina una Cayetana con fuerza “controlada” a Myst, asĆ­ cayendo de costado al suelo.

          –Tienes suerte que he controlado mi fuerza o sino tendrĆ­as el cuellos dislocado en este momento. –GruƱendo y apuntĆ”ndole con el dedo a Myst de un modo amenazante. Yosuke al momento de ver a Myst caer al suelo por el brutal golpe de RubĆ©n empezĆ³ a forcejear con sus cantores, pero no hubo caso, ya que eran muchos mĆ”s fuertes que Ć©l.

          – ¿Imaginaste que iba a venir sin un apoyo fuerte? –Viendo a Yosuke de reojo.

          – ¡DĆ©jala ir RubĆ©n!

          – ¡Silencio! –Grito uno de los Elfos Oscuros mientras forzaban a Ć©l a que se cayera de rodillas al suelo, al caer de rodillas uno de los Elfos de tez grisĆ”cea le sujeta la parte de atrĆ”s del cuello y lo empieza a empujar hacia el suelo para que su frente estuviese abajo, sin embargo Ć©l se oponĆ­a e intentaba tener la cabeza en alto para mirar a RubĆ©n.

          –HagĆ”moslo mas censillo Myst. –Se ponĆ­a en cuclillas para ver a Myst cara a cara ya que ella yacĆ­a tumbada en el suelo con un dolor agudo en el rostro. –Ven conmigo a Aden, y se mi amada esposa. –AƱadiĆ³, en eso se para de golpe y se dirige hacia Yosuke, que estaba de rodillas en el suelo, mientras caminaba hacia Ć©l RubĆ©n desenfundaba su daga tan elegante pero a la vez tan atemorizante. Se pone en el costado derecho del Elfo y en un acto seguido le coloca la daga en el cuello de una manera realmente amenazante. O sino veras morir a tu querido “Esposo” este. –De golpe cambia a una mirada diabĆ³lica. –Y a tu hija. –FinalizĆ³ con una risa despiadada. La pareja al oĆ­r esa Ćŗltima frase abrieron los ojos de par en par y con un rostro de extrema preocupaciĆ³n y miedo.

          – ¿¡Pero tĆŗ!?… ¿¡Como!? –Tartamudeo el pobre Elfo amenazado aun con la daga en el cuello.

          – ¿CĆ³mo lo se? –Lanzando una risa burlesca– ¡No soy idiota! (N. del E.: Se dio la vuelta y hecho un vistazo por la ventana de la habitaciĆ³n en donde estaba la Shun).

Myst al darse cuenta de que RubĆ©n ya sabia de la existencia de Shun, hecho a llorar por unos segundos, en eso, se levanta lentamente con la cabeza agallada intentando secarse las lagrimas pero aun asĆ­ les seguĆ­an brotando sin control, cayendo son fin por su rostro, miro a RubĆ©n seria, con una expresiĆ³n vacĆ­a pero con lagrimas y apretando las manos trasformĆ”ndolas en puƱos llenos de ira.

          –Bien, irĆ© contigo, pero por favor, no le hagas daƱo a Yosuke ni a mi hija, are lo que tĆŗ quieras. –Al oĆ­r eso, RubĆ©n esbozo una sonrisa maliciosa, chasqueo los dedos en direcciĆ³n a Myst y los dos Orcos que estaban detrĆ”s de ella le sostienen los brazos fuertemente para que no huyera, sin embargo despuĆ©s de haber desenfundado su reluciente daga, Ć©l tenia sed de sangre, ese sentimiento se notaba en sus ojos pero Myst no lo habĆ­a notado ya que RubĆ©n le habĆ­a dando la espalda.

          –Mi querida Myst, por tĆŗ traiciĆ³n y la de Yosuke tendrĆ”n que pagar un castigo.

          – ¡No le hagas daƱo a nadie, ese fue el trato! –Grito nerviosa.

          –Tranquila, nadie morirĆ”, aun… -Ordena a sus secuaces, al par de Elfos Oscuros que se alejaran de Yosuke, pero apenas ellos se alejaban de Ć©l, el Elfo furioso y decidido a defender a su familia, arremete contra RubĆ©n, pero el humano con un movimiento aleja a Yosuke, dĆ”ndole un corte en el hombre derecho, dejĆ”ndolo mal herido.

          – ¡¡Yosuke!! –Gritando preocupada, pero Ć©l, con el objetivo puesto en RubĆ©n intenta nuevamente en atacarlo, pero en ese momento una marca aparece en el suelo y atrapa al Elfo enfurecido fuertemente. Yosuke, al divisar aquel esqueleto que habĆ­a aparecido repentinamente y que lo apresaba se dio cuenta de que no era de ninguno de los enemigos, sino de la misma Myst. HabĆ­a logrado convocar a su esqueleto sirviente teniendo las manos detenidas, lo habĆ­a convocado sin problema alguno.

          –Tus habilidades no me dejan de asombrarme, Myst –ConfesĆ³ mientras sonreĆ­a y dando una pequeƱa carcajada.

          –CĆ”llate, solo dĆ©jalo en paz. –EncogiĆ©ndose de hombros–. VayĆ”monos, quieres. –finalizĆ³ con un murmullo.

          –Bien. –Da unos pequeƱos movimientos con su mano indicĆ”ndole a sus acompaƱantes de que se iban. Los orcos que sujetaban a Myst y la misma Myst, fueron los Ćŗltimos en salir de la casa, pero en un pequeƱo lapso, aquella humana mĆ­stica voltea para mirar por Ćŗltima vez a su amado con un movimiento leve de sus labios, dice unas palabras que Yosuke Moriya logra oĆ­r claramente por sus largas orejas.

“Cuida bien de nuestra hija”



Verlos alejarse y perderlos de vista por la tormenta, Yosuke con toda la ira, tristeza, melancolĆ­a y cĆ³lera de aquel dĆ­a, el Elfo triste lanza un grito que literalmente resonĆ³ en toda Floran, pero sino fuera por los rayos, relĆ”mpagos y la lluvia caer con fuerza de aquella noche tormentosa, realmente se hubiera escuchado su melancĆ³lico grito, “Myst”, gritando el nombre de su amada por Ćŗltima vez.

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